lunes, 21 de agosto de 2017

“La sonrisa etrusca” de José Luis Sampedro

Sonrisa etrusca Sampedro¡Buenos días, lectores! ¿Qué tal estáis? Este lunes voy a dar mi opinión sobre una novela que despierta inmediatamente la admiración y el cariño de las personas que la han leído. Se trata de La sonrisa etrusca de José Luis Sampedro.

Hay que tener en cuenta que este libro se publicó hace 32 años. A pesar de eso, sigue siendo uno de esos tomos imprescindibles para leer de este magnífico autor. Antes de comenzar la reseña, quiero realizar un breve resumen de este ejemplar. Un viejo campesino calabrés llega a casa de su hijo en Milán para someterse a una revisión médica. Allí descubre su último afecto, una criatura en la que volcar toda su ternura: su nieto, llamado Bruno. También vive su última pasión: el amor de una mujer que iluminará la etapa final de su vida concediéndole toda su plenitud.

El primer aspecto que llama la atención cuando uno comienza a leer la novela es la forma en la que está redactada. Esta se encuentra narrada en tercera persona en tiempo pasado, siendo un narrador omnisciente quien cuenta las vivencias de un señor mayor, algo peculiar, cuya vida sufrirá un importante cambio.

¿Y quién es ese venerable anciano? Salvatore, protagonista indiscutible de este maravilloso libro. Sampedro otorga una calidad humana y sensitiva única para este personaje, haciendo creer al lector que no se va a adaptar a la ciudad, siendo su condición de campesino un problema en lugar de ser una maravillosa y sorprendente ventaja para él. El autor nos describe los rasgos físicos y mentales de un hombre que no se doblega ante nada, con una mentalidad propia de su periodo, lugar y costumbres donde la forma de vida de la ciudad le parecerá artificial y sin motivación alguna. Pero que equivocado estaba… En su vida aparecerá un niño maravilloso, Bruno, su nieto, por el que realizará numerosas acciones que al lector le pueden parecer, a priori, disparatadas, pero que muestran el gran corazón que este individuo posee.

Respecto a este punto, es importante destacar que el autor no menciona el nombre de los protagonistas hasta el capítulo segundo o tercero de la novela. Me ha parecido un recurso muy interesante, porque el lector quiere saber cómo se llaman los personajes de una obra, y que te mantengan en vilo, hace que te enganches más al tomo. Por otro lado, a lo largo de la obra se ve perfectamente la intensa, y a veces tensa, relación de Salvatore con su hijo y su nuera, donde se percibe el choque cultural y educativo que las tres personas tienen para con su hijo y su nieto. A su vez, la presencia de un sinfín de protagonistas que Sampedro incluye en su obra, mejoran aún más, si cabe, la historia, otorgando multitud de matices, humanismo y sensibilidad.

Como he mencionado anteriormente, el libro está redactado de una forma muy llamativa. Aunque la narración se encuentre escrita en tercera persona del pasado, como he mencionado anteriormente, hay otro aspecto fundamental: los monólogos de Salvatore. Esos extensos monólogos interiores que el anciano tiene, están construidos en 1ª persona del presente, pasado y futuro ¿Por qué usa tantos tiempos verbales? Porque Salvatore recuerda su pasado como partisano, las victorias, las derrotas y la venganza; vive su presente protegiendo y cuidando a su nieto, descubriendo nuevos amigos y conviviendo con su familia y sueña con un futuro donde Bruno y él, viven lejos de un Milán que a este hombre no le acaba de convencer. Lo que el autor consigue de esa manera es que conozcamos los pensamientos y los sentimientos más íntimos de este personaje, habiendo una conexión tan profunda entre el protagonista y el lector, de la que es difícil ser indiferente.

A su vez, la ambientación que José Luis Sampedro realiza en esta obra me ha gustado enormemente. La trama se desarrolla casi en su totalidad en la ciudad de Milán, pero no porque no haya viajes, sólo se realiza un único traslado, cuando el hijo trae del campo a la ciudad al padre, quiere decir que esta sea lenta o aburrida. Todo lo contrario. Me gusta la capacidad que tiene Salvatore de sorprender al lector, porque este personaje, no se está quieto en ningún momento, dejándonos con la intriga de cual será su próximo movimiento.

Por otro lado, hay que destacar las descripciones tan minuciosas y precisas de esta novela. Este elemento se relaciona íntimamente con lo anterior, ya que a pesar de no conocer Milán, puedo decir que, gracias a Sampedro, he viajado a esta ciudad. El autor describe todo con tanto detalle, con tanta y delicada minuciosidad que es imposible no visualizar cada personaje y cada lugar que aparece en este libro. Llega a ser tan increíble este elemento que gracias a las descripciones que realiza este narrador a través de Salvatore, uno llega a oler los diferentes y múltiples olores que la ciudad y las personas desprenden.

El lenguaje empleado es bastante curioso ya que se puede considerar casi poético y en numerosas ocasiones muy metafórico. Aún así este, no dificulta la lectura y el entendimiento de lo que el autor nos quiere trasmitir. Al ser un libro tan breve y gracias a los puntos mencionados anteriormente, la trama fluye por sí sola, captándose una perfecta evolución no solo en Salvatore, cuyo cambio es el más perceptible, sino en otros personajes que van de menos a más en este ejemplar.

Creo que es un libro que nos quiere enseñar multitud de cosas. La primera es la tolerancia y el respeto por los distintos modos de vida que cada persona tiene. Estamos acostumbrados a que todo el mundo conozca y sepa cómo funciona la vida en la ciudad. Salvatore es el ejemplo de una persona de pueblo con unas tradiciones y una cultura diferente, que se tiene que adaptar a una sociedad que se mueve a la velocidad del rayo sin fijarse en lo que tiene alrededor pero sí mirándose a sí misma. El segundo aspecto a destacar es la importancia que Sampedro otorga a la sabiduría popular y a las tradiciones, elemento que hoy en día se está quedando en segundo plano. Y la tercera cuestión a destacar es la educación que hoy en día se da a los niños. No soy madre, pero sí profesora, y a veces me asusto de la cantidad de concesiones y caprichos que se conceden a los hijos por “tal de no escucharlos” y con ello quitarme al pequeño un ratito de en medio… Un niño no es un jarrón, no es un adorno que puedes sustituir y ya está. Es una obligación, una responsabilidad. Esto se ve perfectamente en la novela retratado a través de Renato y Andrea, los padres de Bruno.


Reconozco que esta ha sido la primera obra que he leído de este autor. Creedme, no será la última. Si no habéis leído este libro, os lo recomiendo, lectores ¡Feliz semana! ^^

- Ediciones y precios del libro

Tapa blanda (DEBOLSILLO, 336 págs, 2015): 9'95 €
E-book (DEBOLSILLO, 2016): 8'99 €

- El autor:

José Luis Sampedro, (Barcelona, 1917- Madrid, 2013). Su infancia transcurrió en áfrica, en la ciudad de Tánger, y vivió además en Soria, Aranjuez, Melilla, Santander y Madrid. Su juventud fue truncada por la Guerra Civil. Catedrático de estructura económica desde 1955, fue senador por designación real en la primera legislatura tras la restauración de la democracia en España, y compaginó su actividad docente con la de economista en el Banco Exterior. 

El mestizaje cultural de su familia y las circunstancias de su propia biografía marcaron su obra y su manera de entender el mundo. Sus comienzos fueron como dramaturgo en los años cincuenta con obras como La paloma de cartón y  Un sitio para vivir

Sonrisa Etrusca Sampedro

El nacimiento de Miguel, su único nieto inspiró su novela más leída La sonrisa etrusca (1985). En 1981 publicó Octubre, octubre, una extensa novela que le llevó veinte años de trabajo y que el mismo considera su testamento vital. En el año 1990 ingresó en la Real Academia Española. 

A partir del Amante lesbiano, publicada en el año 2000, todas sus novelas forman parte de su obra ensayística: Economía humanista o La inflación (al alcance de los ministros). En 2003 se casó con Olga Lucas y con ella escribió: Escribir es vivir, La ciencia y la vida y la que sería su última novela, Cuarteto para un solista

En marzo de 2011 le fue entregada la Orden de las Artes y las Letras de España y el Premio Nacional de las Letras como reconocimiento al conjunto de su obra. 

2 comentarios:

  1. Pues no recuerdo este título ahora mismo y tiene más de 30 años. No pinta nada mal, pero ahora tengo muchísimos pendientes. Aún así lo tendré en cuenta por si lo veo en alguna oferta.

    Besos,

    Bibiana.

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    Respuestas
    1. Es un libro que en cuanto tengas algún hueco, te recomiendo que leas. Lo vas a disfrutar. Un beso ^^

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